El borrador del texto del tratado, parece dejar de lado las salvaguardias contra la interferencia política corporativa
GINEBRA, SUIZA– Las conversaciones se reanudaron hoy en torno al tratado contra las pandemias de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El tema: el borrador de texto recientemente publicado del tratado en torno al cual se centrarán las negociaciones. Y se espera que el borrador genere un debate sobre los temas importantes que aborda (p. ej., equidad, financiamiento, “una sola salud” (One Health -por su denominación en inglés-) y aquellos que no aborda, como la interferencia política corporativa.
La sociedad civil ha estado instando a la OMS y a los representantes de los Estados miembros a que, en el borrador del tratado, rechacen explícitamente esta interferencia; esto teniendo en consideración el papel del sector privado en el bloqueo de las vacunas para que no lleguen a los países de bajos y medianos ingresos –un antecedente muy reciente de cómo los intereses comerciales pueden eludir la política de salud pública.
“Esto no es un ejercicio teórico. Las mismas industrias que el Organismo Internacional de Negociación (INB, por sus siglas en inglés) estaría potencialmente incorporando en el proceso del tratado contra la pandemias, son las que han bloqueado y continúan impidiendo que las vacunas y los medicamentos lleguen a millones de personas en todo el mundo, cuya salud o vidas podrían salvarse de otro modo”, dijo Daniel Dorado, director de políticas públicas y de la campaña de tabaco de Corporate Accountability.
Irónicamente, el liderazgo y los delegados de la OMS han proclamado repetidamente el único tratado mundial de salud existente, el Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT), como el modelo para el nuevo tratado contra las pandemias. Los expertos atribuyen el éxito del CMCT a sus sólidas salvaguardias contra la interferencia de la industria tabacalera. Sin embargo, las consultas con quiénes están íntimamente familiarizados con el CMCT y sus salvaguardias hasta la fecha han sido limitadas.
“Hasta el momento, el único, tratado internacional de salud que ha salvado y salvará millones de vidas. Lo anterior, se ha logrado estableciendo reglas claras para poner límites a la interacción con las corporaciones. Es hora de que los negociadores ofrezcan algo más que palabras sobre este modelo de tratado”, dijo Dorado.
Además, la propiedad de corporaciones farmacéuticas por parte de la industria tabacalera ha recibido recientemente una atención significativa de los medios. En contravención del CMCT, Canadá se asoció con el fabricante líder de cigarrillos Philip Morris International para producir una vacuna contra la COVID. British American Tobacco también tiene su propia vacuna candidata. Y esto no es más que parte de una tendencia mucho más amplia de “farmacéuticalización” de las grandes tabacaleras con el objetivo de mejorar su imagen, acceso político y rentabilidad.
“Los países deben evitar promover respuestas contra las pandemias que agudicen aún más otras. Y aunque es posible que las grandes farmacéuticas no siempre sean propiedad de las grandes tabacaleras, no justifica que el INB permita que los intereses comerciales creados tengan carta blanca para sentarse a la mesa de negociaciones”, dijo Bobby Ramakant, un experto en control del tabaco de la India, que forma parte de la Red para la Rendición de Cuentas de las Transnacionales del Tabaco (NATT por sus siglas en inglés) y de Asha Parivar.
Los apologistas de la participación de las industrias en el nuevo tratado señalan la distinción de las corporaciones farmacéuticas de las corporaciones tabacaleras. Uno salva vidas, mientras que otro las destroza, dicen. Esta simplificación excesiva, señalan los defensores en una carta reciente, pasa por alto los conflictos legales de las empresas con fines de lucro entre las ganancias y los mejores resultados para la política de salud. También deja de lado el preocupante historial de abusos de mercado y violaciones del derecho internacional perpetrados por los principales fabricantes de vacunas, desde Pfizer y AstraZeneca hasta GlaxoSmithKline y Johnson & Johnson. Han pagado miles de millones para resolver demandas de todo tipo -desde soborno y fraude hasta promoción no autorizada-. También han impulsado la epidemia mundial de opiáceos, que continúa causando adicción rampante, sufrimiento y muerte.
“¿Realmente queremos permitir que estas entidades conduzcan la prevención, la preparación y la respuesta ante una pandemia? Este tratado está muerto antes de su ‘llegada a puerto’ si no previene explícitamente la captura corporativa. Instamos a los países que presten atención a la amenaza”, dijo Philip Jakpor, director de programas de Corporate Accountability and Public Participation Africa.
La sociedad civil está haciendo un llamado a que el texto del tratado exija la divulgación y los controles contra los conflictos de intereses, así como una transparencia total e inmediata en torno a los compromisos de la INB con las industrias, ya sea farmacéutica, alimenticia, agrícola o con otros intereses comerciales creados.
Para un análisis sobre este y otros temas a lo largo de las charlas de esta semana, visite www.g2h2.org.